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May 30, 2015 fenomenosocial El humorónico 0
Reconozcámoslo, somos una sociedad neurótica. Por una lado, se aviva el sueño americano con proclamas tan famosas como el del propio presidente de Estados Unidos, con su “Yes we can”, o con los mensajes directos e indirectos que se lanzaban en la película “En busca de la felicidad”- protagonizada por Will Smith- en la que se instiga y se anima a cualquier persona que quiera conseguir sus sueños, que no decaiga, que desoiga a aquellas personas que intenten desmotivarle –que no aconsejarle- a la hora de alcanzar sus sueños. Y parece ser que todos nos hemos puesto de acuerdo para aceptar dicha premisa, pero la neurosis llega cuando defendemos individualmente, también, justo lo contrario.
Y quizás sea que ya hemos aceptado vivir para siempre en este bucle infinito, en el que no podamos entender y empatizar con una idea todavía más primigenia que la expuesta; que el sueño de uno termina donde empieza el sueño del otro. Y esa es la trampa del sueño americano, un infinito círculo vicioso neoliberal que nos engancha, una y otra vez, a competir entre nosotros hasta la neurosis – pólvora infinita para el continuo conflicto-, haciendonos creer que cuando uno consigue el éxito (sus sueños), ha sido el resultado exclusivo del trabajo, el esfuerzo y el juego limpio, es decir, lo legitima para ostentar, desproporcionadamente, todo aquello que desee y mande; entre otras cosas, evitar que la mayoría pueda seguir soñando.
Lo que propone “Podemos” hoy, no es un juego de críos y neuróticos soñadores neoliberales que le piden a Papá Noel la Paz en el mundo sin tener que trabajarlo y esforzarse, la propuesta es bien clara; “tu sueño termina donde empiezan los sueños de los demás”.
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