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May 30, 2015 fenomenosocial El humorónico 0
Sobre el papel ninguna empresa es rentable. Si antes de emprender uno piensa en el coste de autónomo, los pagos a las Seguridad Social, el alquiler del local, la luz, el agua, el pago a proveedores, lo impuestos municipales, los que no son municipales, los empleados y los gastos que puedan ir surgiendo; uno acaba desistiendo antes de emprender la tarea. Pero resulta que el gobierno te lo pinta de color de rosa, te da ayudas para la emprendeduría (palabra horrible donde las haya), te ayuda por ser joven, mujer, discapacitado, alto, guapo y de buena familia. Y vemos como nuevos comercios que cumplen estrictamente con toda la normativa, perfectamente decorados, con empleados entusiastas y productos de gran calidad, abren sus puertas a la ciudadanía, para meses después volver a cerrarlas.
Mientras el bar cutre de la esquina con el papel desconchado en las paredes y olor a orín, ese en el que nunca nadie vio un cliente, sigue vigilante al paso del tiempo sin saber si quiera qué es un inspector de sanidad. Porque por mucho que le vendan al nuevo emprendedor ideas de coworking, networking, etc, la realidad empresarial, como la política, es que el que está sentado en su sillón no se va a levantar para dejar que te sientes tú (y no quiero decir con esto que haya que levantarlos a palos, ojo, yo, por mi parte, estoy muy bien de pie).
¿De verdad quiere el PP que todos los trabajadores y trabajadoras seamos los dueños de los medios de producción? Creía que los marxistas y bolivarianos eran otros…serán cosas de la edad.
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