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May 28, 2015 fenomenosocial Economía, Economía Internacional, Entrevistas, Política Nacional 0
➡ Alejandro Caballero|Gran Canaria|Febrero 2015
¿Vivirás mejor que tus padres? Eso ya no se lo cree nadie
Cuando comenzó la crisis, empezamos a dar charlas -en el marco del ATTAC (organización que promueve el control democrático de los mercados financieros) en el que he participado durante mucho tiempo-, haciendo pedagogía, explicándole a la gente qué era la deuda pública, que era el sistema financiero, cómo funcionaba la creación de dinero, cuestiones que eran importantes ser conocidas para saber dónde nos encontrábamos. Pero al final, daba igual todo lo que se hablara al principio de la charla, que siempre había una pregunta que se lanzaba, siempre. Esta era; “Alberto, tu como economista, cuándo crees que se acabará la crisis?”. Lo importante no era la respuesta, si no que esas personas, aún creían en el sistema. Para esas personas la crisis era un elemento anecdótico, azaroso, temporal, porque creía que iba a pasar de largo tarde o temprano, que toda la “normalidad” volvería a sus cauces. Pero hace dos años cambiaron un poco las preguntas, y estas eran, por ejemplo, una que me hizo un diputado del PP por los pasillos del parlamento (atentos, agarraos): “Alberto, tu como economista, ¿dónde meterías tus ahorros?”. De nuevo, tampoco es importante la respuesta. Primero es, en cierta medida, preocupante, que un diputado del gobierno te tenga que hacer esa pregunta a ti, como economista, sino al que se la hace es de Izquierda Unidad. Pero también este tipo de preguntas nos muestra algo que ha cambiado, que la crisis ha dejado de ser algo azaroso, temporal, anecdótico, está aquí para quedarse. Tanto que quiere quedarse, que amenaza nuestra propia existencia de vida, entre otras cosas, y seguramente, nuestros ahorros.
Es una crisis ideológica, de valores, es una crisis que nos afecta en nuestra manera de comprender el mundo, lo que Antonio Gramsci llamaba la concepción del mundo. Han cambiado los relatos, y los relatos son las fórmulas reflexivas, las formas de entender y aceptar el papel que jugamos nosotros en la sociedad.
Nosotros mismos podemos servir de explicación de lo que está sucediendo con la juventud actual. A nuestra generación nos dijeron estudia en primaria, estudia secundaria, aprende idiomas, sácate una carrera, haz un master, porque si haces todo eso, tendrás acceso a puesto en el mercado del trabajo. Al principio será precario, pero luego podrás ir consiguiendo tu posición. También tendrás la oportunidad de obtener una vivienda, quizás con un crédito a 30 o a 40 años, de estos que impiden que las relaciones de pareja se rompan, porque si no, no hay forma de pagar la hipoteca (ríen todos). Pero, de ese dispositivo ideológico que se encendía, lo más importante era el mensaje de: “Vivirás mejor que tus padres”. Eso narcotizaba a toda una sociedad (…), pero eso ya no se lo cree nadie. Y ya no es sólo que no vayas a vivir mejor que tus padres, sino que van a tener que repetir lo que vivieron sus abuelos, seguro.
Nuestra generación es el primer eslabón perdido de muchas siguientes. Hay una ruptura generacional, no vinculada a la edad, sino a las condiciones materiales de vida y a la fe. Porque hoy convive en nuestra sociedad, aparentemente homogénea, muchas sociedades, pero fundamentalmente dos.
1. Por una lado, una sociedad fordista, de gente que tiene un trabajo garantizado, de gente que tiene pensiones garantizadas, que tiene una vivienda, que tiene ¡certezas!.
2. Y por otro lado, otra sociedad, paralelamente a la fordista, que es fundamentalmente joven (aunque no única), en la que no nos hemos podido insertar en esa sociedad post-fordista, que tenemos trabajos temporales, ninguna seguridad en el futuro, precariedad laboral, ninguna garantía de cobrar una pensión, falta de certezas absolutas.
Y esa forma de ver la política, cambia si estás en una sociedad o estás en la otra. Esa forma de vivir es la que explica las diferentes formas de ver la política, de ver la economía, en definitiva, de verlo todo. Por eso se ha dicho, decía Gramsci, que estamos en una crisis orgánica, porque no sólo es una crisis económica, es una crisis institucional, la gente ha dejado de confiar en los relatos, ya no te crees lo que te contaban. Claro, sabes que es mentira, no te lo crees. Pero el problema está en que también desconfías de lo que se conocía como certezas, la política, las relaciones con las empresas, e incluso, las relaciones sociales. Todo eso se rompe, todo eso se fragmenta. Y ese es el estado en el que nos encontramos, en la institucionalización de la desconfianza de todo lo que nos rodea.
No es una cuestión de dinero, es un problema de voluntad política, es decir, al sistema financiero se le ha ayudado en España con un millón y medio de euros, imaginaros la cantidad de billetes que son, es una cifra impensable. Más de tres mil millones de euros para rescatar autopistas quebradas, 1.400 millones de euros para indemnizar a Florentino Pérez por la paralización del depósito de gas Castor, la subvención de 10.200 millones para la Iglesia Católica para que no pague el IBI, miles de millones para renovación y gasto militar (aviones, tanques, obuses, misiles). Y eso son prioridades políticas.
Nosotros no somos nacionalistas, pero defendemos el derecho de autodeterminación, en la medida de que es una posición democrática y que permite a la gente votar. Si yo tuviera que votar sobre la independencia de Andalucía, votaría que no. A mi juicio, lo fundamental es acabar con las desigualdades de ricos y pobres en todas las partes del mundo, en ese sentido soy internacionalista. Creo que la respuesta a los problemas de identidad nacional que existen en España, porque existen, son problemas de construcción social, de identidad emocional, que se podrían solucionar con un Estado federal, en la que independientemente debe tener una asignación de competencias en temas que se discuten en política. Yo me considero independentista de la Troika, independentista del poder económico, pero no soy independentista del pueblo de al lado.
En este momento, he sido el secretario del proceso constituyente y debo admitir mis errores y mis dificultades para poner en marcha cualquier proyecto de unidad popular en este país, ¡enormes!. En Barcelona ha salido muy bien, con Guanyen Barcelona se han unido varias agrupaciones políticas y sociales, en las cuales se incluye Podemos. Pero nos hemos encontrado con que un actor relevante en el ámbito político, que es Podemos, ha manifestado públicamente que a las autonómicas va sólo, y a las generales va sólo, que prescinden de la unidad popular. Claro, dos no colaboran si uno no quiere. Y nosotros, desgraciadamente, porque además Pablo Iglesias es un amigo, pues vamos a tener que competir, no competir en los términos de que es un enemigo, para mí los “enemigos” son las políticas de derechas y quienes las aplican, que ha sido el bipartidismo.
Animar a toda la gente a transformar el país, da igual la sangre, el origen social, el género, etc. En cuanto al contenido, a mi juicio – y es claro-, tiene que ser de izquierdas, pero nítidamente de izquierdas y republicano. Y Republicano no sólo porque se vaya a cambiar un jefe del Estado que tiene sangre real por uno nuevo elegido democráticamente, sino porque la República es una forma de gobierno per se, una opción política que nos habla de emancipación, de revocatorio, de transparencia, de fiscalización de los cargos públicos, todo eso está ya escrito, no hay que inventar nada. Sólo hace falta ponernos de acuerdo y transformar, que creo que ya lo estamos haciendo, que vamos hacer historia, pero no quiere decir que si en el 2015 no se vaya a conseguir, se pueda hacer los siguientes, hay muchos años todavía por delante, pero sí que es cierto que estamos en cambio de época, es inevitable, de esa ruptura generacional.
1. ¿Libertad?. Lo dicen continuamente los liberales; “queremos ser libres”, dicen. Pero para un liberal la libertad es aquello que nadie le impide hacer algo, con lo cual, una persona podría entrar en un supermercado y coger lo que quiera y decir “soy libre”. Y esa es la libertad liberal, de hecho, nuestras sociedades actuales están llenas de mendigos pero, según los liberales, gozan de libertad. En realidad el concepto de Libertad debe estar asociado a un concepto positivo, republicano, filosóficamente hablando, en la que se expone que la libertad es aquello que te permite desarrollar tu vida dignamente.
2. La constitución del 78. Pedimos un proceso constituyente, porque entendemos que nuestra constitución ha sido violada, desde arriba y por el PP y por el PSOE, pero también por la constitución de la Unión Europea que la ha vaciado de contenido, vaciado formal y sustancialmente. Vaciado formal, porque han dejado sin valor los artículos contenidos en la constitución española, y vaciado sustancial porque hay un desmantelamiento del Estado Social, entre ello, lo que se decía de las privatizaciones públicas.
3. ¿ Ha aumentado el Empleo?. Hay gente que tiene trabajos de unas cuantas horas, para luego verte a Rajoy diciéndote “ves cómo se ha creado empleo”, pero lo cierto es que se cuenta el número de contrataciones, y más de una persona puede llegar a tener más de 10 contratos en un año, con lo cual las estadísticas de contratación se pueden disparar. Las estadísticas, en economía, se pueden torturar hasta que te confiesen lo que queremos ver. Por no hablar de la precariedad del trabajo y de los salarios de subsistencia.
4. ¿Lo Público menos eficaz y eficiente que lo Privado?.
Con respecto a Endesa, por poner un ejemplo, actualmente hay un 17%, aproximadamente, de hogares que padecen de pobreza energética, esto quiere decir que no pueden calentar sus hogares en invierno. Claro, Endesa era pública, pero el PSOE privatizó el 33%, y el PP privatizó el 66% después. Y se privatizó porque dijeron que “lo público funciona peor que lo privado”, y se lo vendieron a ENEL, empresa pública Italiana, magnífico argumento. Después, ENEL ha saqueado la empresa y se ha repartido 14 mil millones de euros en dividendos a sus propietarios. Y nadie ha dicho nada.
5. La Sociedad del Orden: Ya lo advertía el FMI, entidad antidemocrática; “España está caminando bien con las reformas estructurales”, y ese es el eufemismo ahora para denominar a los recortes. Y decía más; “las pensiones hay que reformarlas lo antes posible”, y dos años más tarde se reformaron las pensiones, haciendo un recorte monumental en el sistema público de las pensiones. Y decía algo aún más interesante: “en España hay dos riesgos; Primero, que puede crecer la inestabilidad social y que puede haber estallidos sociales”, pero apuntaban que todavía no hay suficientes reformas. Segundo; “Los dos principales partidos, PSOE y PP, están perdiendo popularidad, con lo cual, se puede poner en peligro la aplicación sucesivas reformas que serán más difíciles de aplicar”. Claro, el FMI, entendía que el PP y PSOE, conforman un único partido de orden. Y un partido de orden es un partido que aunque tenga sus diferentes matices en sus diferentes partes, en lo fundamental, están de acuerdo. Estos creen que el orden, está por encima de todas las cosas, claro, no nuestro orden o el orden de la mayoría, sino el orden de otra gente, de minorías y élites corporativas. A este orden le llaman “estabilidad financiera ” de las grandes fortunas o empresas.
6. Los apolíticos. En la antigua Grecia, todo aquel que no se dedicara a la política pública (excluían a mujeres, niños y esclavos), aquellos ciudadanos que no se dedicaran a lo público, se estaba entregando a la “IDofia”, y esta palabra es el origen de una palabra que conocemos como “idiota”. Es decir, para los griegos, aquel que sólo se dedicaba a lo privado, a su familia, a su casa, era un idiota. Pues bien, el PP quiere convertirnos en idiotas, así de sencillo, y lo hacen intentando modificar La Ley Electoral, creando la Ley Mordaza, modificando el código penal y sus sanciones económicas para que no te manifiestes. Hay que recuperar la política, es decir, no esa política de los chanchullos, de los negocios y de la corrupción, sino esa política de la participación, la política noble y honrada, de cooperación…
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